La realidad de la vida económica, social o política en Latinoamérica se podría decir, aún a riesgo de caer en una visión simplista pues dicho topónimo hace referencia a un amplio territorio de incuestionables diferencias internas, que dista mucho o al menos se aleja sensiblemente de la situación deseada por y para cualquier sociedad desarrollada.
Cuando uno lee atentamente artículos como el de Ferrás y Paredes (1999), rápidamente toma conciencia de los grandes problemas que laten tras una economía todavía en desarrollo y articulación como es la del Sur del continente Americano.
Dicho trabajo, reflexiona de forma clara y concisa acerca de los grandes desequilibrios estructurales que incurren en el desarrollo latinoamericano -tales como la macrocefalia y la desarticulación de la red urbana, la diferencia centro-periferia urbana o el desigual reparto de tierras-. A continuación, y en base a los problemas detectados, los autores construyen una discusión acerca de los modelos de desarrollo alternativos en América Latina, contraponiendo el marco teórico-metodológico del Desarrollo local, del Desarrollo sostenible y del Ecosocialismo.
A su entender, las prácticas del Desarrollo local, que actúan bajo el modo de producción del capitalismo neoliberal, no pueden por si solas solucionar los problemas de injusticia o marginación social, entre otros motivos porque el desigual reparto de tierras produciría unos beneficios concentrados y aislados. El Desarrollo sostenible, aún partiendo de bases loables tales como la racionalidad de los recursos, justicia redistributiva y la disimilitud desarrollo-crecimiento, se plantea hasta qué punto sería posible la armonía con el neoliberalismo o la necesidad de un enfoque enconómico global. Finalmente, el Ecosocialismo lleva implícitos valores de respeto, racionalidad, derechos humanos, y reniega de una relación causa-efecto entre el crecimiento económico global y el descenso de la pobreza y marginación social, pero su implantación se ve fuertemente frenada por la concienciación política y por los intereses de la clase dominante.
El texto concluye señalando que América Latina debe evitar "importar" modelos de desarrollo asentados en el modo de producción capitalista, que tanta marginación e injusticia social ha engendrado, sino más bien desarrollar un sistema de producción propio, en base a su cultura y necesidades socioeconómicas.
Personalmente, considero necesario destacar la influencia que ejerce el régimen de propiedad de la tierra sobre la economía e ideología de un territorio, contraponiendo el caso de Galicia, el minifundio y el carácter conservador de su gente -analizado perfectamente en diversos trabajos entre ellos el de Ferrás y O´Flanagan (2012)- con el caso Sudamericano, cuyos latifundios en concentración de propiedades han generado una sociedad de carácter más revolucionaria, con menor distribución de la riqueza, en definitiva, una sociedad que necesita de un modo de producción adecuado a sus necesidades y cultura. Una cultura que, por cierto si nos remontamos 500 años en el tiempo, se encontraba muy acorde con las bases del Ecosocialismo -los indígenas tan sólo extraían del medio lo suficiente para vivir-.
Así mismo, y de acuerdo con Ferrás y Paredes (1999), estimo que el futuro de la sociedad en América Latina debe alejarse de principios neoliberales anacrónicos, y en base a Rifkin (2011) basarse irremediablemente en formas de energía renovables, en relaciones de colaboración y no de competencia, así como en un poder distributivo y no jerárquico.
Faltaría preguntarse si es necesaria a toda costa una reestructuración del régimen de propiedad, así como señalar que todo esto no es aséptico, no se puede entender sin la política, es decir, al final es la "ideología del desarrollo" lo que determina si es o no viable. Un ejemplo de ello, y procurando dar respuesta al título de la entrada, lo constituyen algunos de los proyectos impulsados desde Venezuela en respuesta a una política general del estado, que podéis comprender de forma audiovisual medianta el siguiente vídeo extraído de cubainformación. En Venezuela por cierto existe un movimiento importante en contra de los transgénicos, como se aprecia en la imagen de la derecha, creéis que transgénicos y ecosocialismo son incompatibles o que el primero puede ayudar al segundo a luchar contra el hambre y la pobreza dada la alta productividad que genera?
Un cordial saludo a todos.
Manuel Luis Martínez Pacheco
FERRÁS, C.; PAREDES, X. (1999). Reflexiones sobre justicia social y desarrollo alternativo en América Latina. ¿Desarrollo Local, Desarrollo Sostenible y/o Ecosocialismo?
FERRÁS, C.; O´FLANAGAN, P. (2012). Small-holdings and Sustainable Family Farming in Galicia and Ireland: A comparative Case Stude. Norois, 224, pp. 61-76.
RIFKIN, J. (2011). La Tercera Revolución Industrial. Barcelona: Espasa
A pregunta que se plantea é moi interesante, xa que os uso dos alimentos transxenicos é un gran impulso para a produccion. Pero na miña opinión, o ecosocialismo non busca tanto a maxim producción dos cultivos "capitalistas", senon a sustenibilidade que, co reparto das terras e o fin dos latifundismos, poda todo o mundo chegar a autososterse co cultivo no seu pedazo de terra. Antes creo que vai o ecosocialismo, e no momento no que sea preciso, o uso dos transxenicos, sempre de forma controlada pola sociedade, o estado,, pode ser una via de escape a problemas de suministro nalguns vexetais derivados de inclemencias meteorolóxicas, plagas, etc.. Moi bo artigo.
ResponderEliminarMoi interesante reflexión Luis, pero os transxénicos que os comercializa? pescuda a Monsanto na rede e poderás respostar ti mesmo á pregunta
ResponderEliminarCarlos Ferrás
Luis, por que non contestas?
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